viernes, 31 de marzo de 2017

Domingo V de Cuaresma-A


 DOMINGO  V  DE  CUARESMA  -  A


DEL  SEÑOR  VIENE  LA  MISERICORDIA,
LA  REDENCIÓN  COPIOSA
                                 
Por M. Adelina Climent Cortés  O.P.

                   
                    Dios nos anuncia un mensaje de vida y esperanza a través de las lecturas bíblicas de La Eucaristía de este domingo V de cuaresma. En Ezequiel nos dice: “os infundiré mi espíritu y viviréis”. Y, cuando el profeta sigue anunciando al pueblo judío, que vive en el exilio de Babilonia, el retorno a su patria, que es como la vuelta a una vida feliz y deseada, está expresando lo que dice Dios: “os colocaré en vuestra tierra y así sabréis que soy el Señor”. Y, si  Dios actúa de esta manera, es porque, le encanta pactar alianza con los hombres. Y, como tiene un  espíritu  sensible y tierno, se puede compadecer de los que viven en situaciones de esclavitud, de miedo, o de pecado, y, hacer que retornen a la alegría de una vida con sentido y en búsqueda de plenitud:

                    Con el salmo 129, cantamos y nos unimos  en oración ferviente y confiada al  Dios, que, siempre y de manera gratuita, da vida y amor, salvándonos, para proclamar con gozo, que, sólo de Él, nos “viene la misericordia, la redención copiosa”

                    El salmo 129, es la oración de un israelita, que, lleno de fe y  esperanza, se dirige a su Dios, Yahveh, ante el temor que siente por la proximidad de su muerte y  por creer que, ésta, se debe a sus graves  faltas y pecados. Pero, aún así,  es mucho mayor, y de manera exagerada, la confianza que tiene puesta en su gran misericordia y perdón:

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz:
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

                    Sabe el salmista que, Yahveh, siempre fiel a su Alianza, conoce  la miseria y debilidad de los hombres y, también, que, lo que nunca puede hacer, es, desconfiar de los fieles que, con sencillez y humildad le invocan, ya que, a todos otorga la posibilidad de renacer a una vida mejor:

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

                    Y, con la confianza puesta en Yahveh, el orante vive agradecido, esperando siempre su palabra, que considera  bendición y luz de aurora, que guía y acompaña toda su vida:

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor
como el centinela la aurora.

                    Sabiendo que sólo de Yahveh viene la salvación plena, el israelita tiene la seguridad,  que también llegará  a todo Israel, si confía y espera en su Dios y Señor:

Porque del Señor viene la misericordia
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

                    Y, también nosotros, los cristianos, desde lo hondo de nuestro ser, elevamos súplicas a Dios, en Cristo Jesús,  con la confianza que nos da saber, que ha venido a salvar a su pueblo de los pecados.

                    Efectivamente, Cristo Jesús, es expresión viva de la  misericordia de Dios. Y, porque el Padre, en la cruz le ha dado la plenitud de La Vida, con su gloriosa Resurrección, pudo decirnos: “YO  SOY  LA  RESURRECCIÓN  Y  LA  VIDA: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”

                    Cristo Jesús es, pues, el que nos redime dándonos vida, y la vida que nos da, es la suya propia y la del Padre, al infundirnos EL  DON  DEL ESPÍRITU  QUE  UNE  A  LOS DOS. Y, esta Vida, es la que nos hace crecer y caminar hacia el Reino glorioso como hijos de Dios.


                    Así, Cristo Jesús, nos da La Vida con su palabra evangélica, con su presencia entre los hermanos, con su perdón y su mesa eucarística. Es La Vida, que hace posible nos vayamos  identificando con Él, para después gozar de su eternidad junto al Padre.

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