SAN PEDRO Y SAN PABLO
EL ANGEL DEL SEÑOR
LIBRA A LOS QUE TEMEN A DIOS
Por Mª Adelina Climent Cortés
O.P
.
En la solemnidad de SAN PEDRO
Y SAN PABLO, el salmo 33 recoge y expresa los sentimientos de alabanza y
gratitud de los dos apóstoles. Pablo
dice: “El Señor me libró de la boca del león “ y, Pedro,
liberado por el ángel del Señor
mientras la Iglesia
oraba por él, afirma: “El Señor ha
enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la
expectación de los judíos”
El salmo 33, es un himno de alabanza y de acción de gracias,
sentimientos que brotan del corazón de un orante desde su pobreza y humildad, y que, en su sufrimiento y
desamparo, pero llevado de una fe increbantable en la bondad de Yahveh, ha
experimentado la liberación y la salvación.
Bendigo al Señor en todo momento
su alabanza está siempre en mi boca
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
El salmista, después de invitar a los sencillos, a los que
son y piensan como él, a escuchar y
alegrarse en la alabanza al Señor, les persuade a que se unan a esta adoración divina, ya que, Yahveh, atiende
a cuantos le invocan, porque, es el Dios que siempre libera, sana y restablece.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Pero, no solo el Señor escucha y acoge al que le
invoca, sino que, además, alabarle
y contemplarle, es quedar radiantes ante
él, repletos de luz y de hermosura, participar de su belleza y de su vida, quedar divinizados:
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias
Más, también, Yahveh, envía a sus
ángeles, mensajeros divinos, para que realicen su voluntad en favor de los
hombres; así de bueno y amable es el Señor con los que sinceramente le
buscan:
El ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved que bueno es el Señor;
dichoso
el que se acoge a él.
Recordamos, también, en las
lecturas bíblicas de esta celebración, la confesión sublime y admirable de Pedro:
“TÚ ERES EL MESÏAS EL HIJO DE DIOS VIVO“, después de haber preguntado Jesús: -
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y el testimonio valiente y sincero de
Pablo confesando: “EL SEÑOR ME AYUDÓ Y ME DIO FUERZAS PARA ANUNCIAR ÍNTEGRO EL
MENSAJE, DE MODO QUE LO OYERAN TODOS LOS GENTILES”.
También, Cristo Jesús, NUESTRO
SEÑOR y ejemplo de vida para todos los
cristianos, en la angustía y soledad de Getsemaní, fue liberado por el PADRE,
durante una oración profunda y confiada
en la que, quedó confortado con la presencia de un ángel del cielo. Así pudo consumar su entrega hasta la muerte,
fuente de salvación y de gloria para todos nosotros.
Y, de igual manera, todos
nosotros, si de verdad sabemos acogernos al Señor, desde una fe profunda,
sincera y amorosa, en las necesidades y
aprietos que siempre nos acechan,
tendremos la dicha de sabernos protegido y acogidos por Dios, nuestro
Señor. Y gozaremos de la felicidad de reconocer y confesar su bondad salvadora, que ha de movernos a una
contínua alabanza de contemplación y de acción de gracias en la que, quedaremos radiantes, al participar de su
misma vida y gloria