jueves, 21 de febrero de 2019

Domingo VII del T. O.-C



DOMINGO VII DEL T. ORDINARIO - C

EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO

Mª Adelina Climent Cortés  O.P.

           Nuestro Dios es Amor; un amor que se hace paternal y que siempre se entrega y compadece; amor que es misericordia entrañable, ya que, en todo momento acoge, escucha  y perdona, libera y sana, hasta colmarnos de gozo y de paz.

            Y, a este Dios, que tan gratuitamente se nos da  con tanta misericordia, le alabamos y  contemplamos con el salmo 102. Un himno de acción de gracias, que cantaban los israelitas a Yahveh, que siempre se manifestaba bueno y compasivo con ellos. Este salmo, en su forma actual, procede de la época del posexílio, pues, contiene expresiones de los profetas de este tiempo

            El salmista, alaba y bendice a Yahveh, al sentirse bendecido y amado por éste; ya que, en todo momento le  atiende y le colma de bienes:
     
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

             El amor compasivo y misericordioso de Yahveh, se revela más plenamente y con mayor lucidez, en su perdón salvador, capaz de renovar, vitalizar y colmar de gozo al que, con humildad y agradecimiento lo implora:

El perdona todas tus culpas,
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
                       
              Así, en toda ocasión, Yahveh, se manifiesta bondadoso y humano, porque no es un juez estricto que juzga según lo que merece cada uno; sino que, se compadece y perdona, pues conoce y ama a los suyos, para los que es, fuente de gracia regeneradora, de vida, de alegría y de gozo:

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados,
ni nos paga según nuestras culpas.

             Más, llega hasta tanto su amor, que desea que sus fieles olviden por completo las faltas cometidas, para que, libres de ellas, experimenten, hasta lo indecible, su ternura y desvelo paternal:
                          
Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.


              Y, porque Dios Padre, nos ha bendecido y nos bendice en su Hijo Cristo Jesús, expresión y manifestación de su infinita compasión y misericordia; también nosotros, los cristianos, con gratitud, le bendecimos en Jesús nuestro hermano y, por Jesús, nuestro guía y salvador.

              Pues, es Cristo Jesús, el que nos ha predicado la “Buena noticia del Perdón”, como lo más esencial y constitutivo de la vida cristiana y el que nos ha enseñado cómo hay que recibirlo y practicarlo: “AMAD A VUESTROS ENEMIGOS” “BENDECID A LOS QUE OS MALDICEN” y también: “SED COMPASIVOS  COMO VUESTRO PADRE ES COMPASIVO”

              Y, no sólo quiso convencernos, Cristo Jesús,  con su palabra evangélica, de la necesidad de perdonarnos, sino que lo hizo con su ejemplo y con su vida, con su entrega hasta la muerte de Cruz; convirtiéndose así, en fuente de gracia, de liberación y de reconciliación, para toda la humanidad.

              Que nuestra gratitud a Cristo Jesús y al Padre, por los beneficios recibidos de ellos, nos convierta en testigos de su compasión y misericordia, sobre todo para con los más pobres y afligidos; y, en fuente de reconciliación y perdón entre los hombres, las culturas y las diversas civilizaciones.


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