martes, 14 de agosto de 2018

Asunción de la Virgen María- Solemnidad


LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA  (Vigilia)

LEVÁNTATE, SEÑOR, VEN A TU MANSIÓN
VEN CON EL ARCA DE TU PODER

Por Mª Adelina Climent Cortés  O P.


                    Cantemos y exultemos a MARÍA, QUE, HOY, SUBIÓ AL CIELO, RADIANTE COMO LA AURORA, atraída por la fuerza resucitadora y pascual de su hijo Cristo Jesús, para quién, Dios, la hizo su morada,  “ARCA DE LA NUEVA ALIANZA” y que, al ser coronada en la gloria como REINA, también recibe los títulos de Madre de La Esperanza, Puerta del Cielo y Señora nuestra.

                    Para ensalzar a esta Madre, engalanada y radiante de blancura y  belleza en el cielo, le rezamos el salmo 131, considerado como un “salmo de peregrinación” o “Salmo de las subidas”. También se le designa como “salmo litúrgico” y “salmo real” (título, este último, debido al juramento que David hace al Señor, y a la promesa, por parte de éste, de darle un  descendiente) Es, además, uno de los  “Cánticos de Sión”. El salmo tiene su origen en  la época de la monarquía.

                    El salmista, peregrino, recuerda tiempos y momentos  importantes de la historia de Israel, en un momento en  que, resurge la fe en Yahveh, y en torno al Arca de La Alianza, hasta movilizar los deseos de salir  en su búsqueda:

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

                    El Señor es invitado a ser trasladado, cuando se le dice: “LEVÁNTATE, SEÑOR, VEN A TU MANSIÓN, VEN CON EL ARCA DE TU PODER” y, Yahveh, complace a su pueblo, ya que,  tampoco  puede defraudar al rey David, su representante,  que había jurado construirle un templo para su morada. Por lo que, se organiza la procesión del traslado, como un acto litúrgico:

Que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

                    El Arca, signo de la presencia salvadora de Yahveh, entra en Jerusalén, donde  quedará permanentemente instalada en su mansión:

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
“Esta es mi mansión por siempre;
aquí viviré porque lo deseo”.

                    El Arca de La Alianza, considerada como signo de La Iglesia, cuyo centro lo ocupa María, ha sido definitivamente, y, para siempre, introducida en el cielo. Es el Cuerpo Glorificado de María, Virgen y Madre, que, aceptando con amor la palabra de Dios, pudo engendrar a su hijo Jesús, promesa de salvación para toda la humanidad                    


                    Ahora, MARÍA, ARCA DE LA ALIANZA, reside en LA NUEVA JERUSALÉN, la de arriba, junto a Dios y participando de  su esplendor. A su derecha, entre lirios y flores, está su trono desde donde nos mira y nos protege con amor maternal, rogando sin cesar por todos nosotros, sus hijos, los hermanos de Jesús,  que también, como Ella, gozaremos de la eternidad, alabándola en todo momento, unidos a los coros de los ángeles y arcángeles que, por MARÍA SANTÍSIMA, bendicen constantemente a Dios.

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