martes, 24 de enero de 2017

Conversión de S. Pablo- Fiesta


FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE S. PABLO 

ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO


Por Mª Adelina Climent Cortés  O. P:


                    Es el Evangelio de la bondad y de la misericordia de Dios, en su Hijo Jesucristo, el que hay que dar a conocer a  los vivientes del orbe entero; porque, a este  Dios, soberano y creador de cuanto existe, todo el universo ha de alabarle y bendecirle, por su gran fidelidad, lealtad, y sabiduría, para con nosotros
                    
                    Y, puesto que, para todas sus criaturas, el amor y la misericordia de Dios es gozo, alegría y plenitud de vida, le celebramos, como al único Señor de La Historia, alabando su gloriosa y divina  majestad, en esta eucaristía de LA FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO, cantando el salmo 116, un hermoso himno, de alabanza y bendición, perteneciente a la época final del exilio, cuando Israel logró descubrir lo mucho que había sido amado y protegido por Yahveh, su Dios, como pueblo escogido por Él como heredad, durante el tiempo que ha durado su historia, y, a pesar de haber sido infiel a La Alianza establecida entre ambos..

                    También, después del sufrimiento del exilio en Babilonia, Israel intuye mejor, que, si Dios ha sido paciente, generoso y fiel, para con él, pueblo ingrato y pecador, salvándole en toda ocasión y peligro, es porque, de la misma manera, pueden  beneficiarse de su infinita misericordia, los pueblos paganos y todo el universo, pues, su voluntad es, QUE TODOS LOS PUEBLOS SE SALVEN Y LLEGUEN AL PLENO CONOCIMIENTO DE LA VERDAD

                    Así lo expresa el invitatorio, la parte primera del salmo:
    
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos

                    Porque, el Dios de Israel, Yahveh, siendo como es, no puede obrar de otra manera, como bien lo  expresa el verso del cuerpo del salmo:

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre ¡ALELUYA!

                    Para nosotros, es Cristo Jesús, la misericordia entrañable del Padre; el Verbo encarnado en las entrañas purísimas de María Santísima, para nuestra redención y salvación; el que ha de instaurar el Reinado de Dios en el mundo, y ser el Señor y soberano de todos los hombres y pueblos. Y, es Jesús de Nazaret, el que, provocando el encuentro con Pablo, su enemigo y perseguidor, lo convierte en su fiel testigo ante todos los hombres; elegido APÓSTOL DE LOS GENTILES, para propagar su evangelio a todas las naciones, haciendo brotar en el mundo la paz, la justicia y el amor.

                    Desde este maravilloso evento, la vida, para Pablo, será CRISTO JESÚS, y su gran quehacer predicar el Evangelio: “VIVO EN LA FE DEL HIJO DE DIOS, QUE, ME AMÓ HASTA ENTREGARSE POR MÍ”, porque, pudo confesar, a la vez, que toda su fuerza, procedía de la gracia de Dios que actuaba en él.

                    Y, si,  Cristo Jesús, se apareció a los once discípulos y les dijo: “ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO A TODA LA CREACIÓN”, también a nosotros, a todos los cristianos, no cesa de llamarnos a su seguimiento, para ser testigos valientes de la fe que profesamos, pues nos ha elegido del mundo, para que demos fruto y nuestro fruto permanezca.


                    Por tanto, nuestra gratitud a Dios, que, en Cristo Jesús, nos ha elegido para ser sus hijos, ha de ser, la de aclamarle y bendecirle en todo momento, haciendo que, también, otras personas se unan a esta gozosa oración de alabanza, y redunde en  su mayor honor y gloria. Amén.

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