jueves, 3 de diciembre de 2015

Domingo II de adviento - C


DOMINGO II DE ADVIENTO - C

 EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS

                                            Por Mª Adelina Climent Cortés O. P.


                   Celebramos la grandeza de Dios y su bondad, fruto de su amor salvador, y fuente de inmensa alegría y esperanza para toda la humanidad. Y, porque estamos  gozosamente agradecidos queremos expresarle nuestros deseos de alabanza, rezando y cantando el salmo 125.
  
                   Es un salmo de peregrinación y  lo cantaban los israelitas en las “subidas” al templo de Jerusalén, morada del Altísimo. También es un canto de súplica y de acción de gracias, con características sapienzales, que  relata, con expresiones de alegría, el retorno de Israel  a su patria y nación, después de haber sido liberado por Yahveh, de la esclavitud del  destierro de Babilonia:

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar;
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
   
                   Más, fue tan espectacular este “cambio” de situación, y la alegría que produjo en los israelitas, que, los gentiles, admirados, pudieron reconocer la grandeza del Dios, Yahveh,  y las maravillas que realiza con los suyos:

Hasta los gentiles decían: “El Señor
ha estado grande con ellos”
El Señor ha estado grande con nosotros,
Y estamos alegres.
                       
                   Esta alegría y agradecimiento de Israel, que es expresión, también, de su honda fe, se hace oración, con el fin de que, Yahveh, les siga siempre ayudando en la difícil tarea de la reconstrucción de la ciudad santa y de su templo, y, porque, solo así, el  cambio de suerte, ya experimentado, podrá ser duradero y definitivo:

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
                    
                    Y, la confianza que Israel ha puesto en el Señor, Yahveh, le asegura que, todo sufrimiento y dificultad padecidos con esfuerzo de superación, ha de transformarse definitivamente en sabrosos frutos, que siempre proporcionan alegría, dicha y gozo. Así de grande y generoso es el Señor para con todos sus fieles:
                
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

 
                      También, “el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” Sentimos alegría y gozo, POR LA CERCANÍA DEL ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS, NUESTRO SALVADOR, ya que, con su amor encarnado logró cambiar nuestra suerte, haciéndonos pasar de la esclavitud del pecado a ser hijos de Dios.
   
                       Pero, este privilegio tan excelso, de la filiación divina, solo se hará realidad plena en la vida futura; y, hasta entonces, caminamos alegres y seguros en la esperanza, PREPARANDO LOS CAMINOS DEL SEÑOR, ALLANANDO SUS SENDEROS. Esperanza, que siempre acrecienta  nuestro deseo de alcanzar la felicidad eterna.

                       Y, en  esta espera, también estamos alegres, por las sucesivas venidas salvadoras de Dios a nuestra existencia particular y a la historia de la humanidad, que alientan y favorecen nuestra lucha y esfuerzo, en la tarea de ir construyendo el Reino,  que solo llegará a su plenitud con la venida definitiva de Cristo Jesús, en el que “TODOS VEREMOS LA SALVACIÓN DE DIOS “,  y participaremos de su gloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario