NAVIDAD. MISA DE LA AURORA
HOY BRILLARÁ UNA LUZ
SOBRE NOSOTROS,
PORQUE HA NACIDO EL
SEÑOR
Mª Adelina Climent Cortés O.P.
Despunta ya el día con LA LUZ SALVADORA, “como aurora de amor de la eterna navidad”. Es EL
RESPLANDOR DEL PADRE, QUE NACE NIÑO Y NOS TRAE BIEN Y AMOR: “Ha aparecido la
bondad de Dios y su amor al hombre por medio de nuestro Salvador”. Es Jesús, el
Rey de los reyes, que, desde su gloria nos ilumina como “sol naciente”, con su
verdad, y nos trae del cielo la
justicia que cambiará el mundo, porque todo lo hará nuevo y habrá siempre paz.
Cantamos a nuestro NIÑO-DIOS NACIDO HOY, el
salmo 96; un himno de gozo y alabanza,
con el que queremos entronizar su gloria en este mundo, en todo el
universo, y en cada uno de los hombres
que ama el Señor; adorando, también, su excelsa divinidad:
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas
innumerables.
Los cielos pregonan su justicia
y todos los pueblos contemplan
su gloria.
Nuestra vida, la de todos los que nos sentimos llamados por el Señor y
queremos serle fieles, está iluminada por la luz de su gloria; la luz que lo
renueva todo y que nos va transformando hasta hacernos semejantes a Él,
verdaderos hijos de Dios. Y, su manifestación,
que es gozo y alegría para todo el cosmos, lo es, también, para los que
celebramos, agradecidos, al que es
“altísimo sobre toda la tierra, mucho más excelso que todos los dioses”
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de
corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Y, a este Dios, tan grande y encumbrado,
es al que hoy celebramos pequeño y vulnerable, ENVUELTO EN PAÑALES Y EN BRAZOS
DE SU MADRE, LA VIRGEN MARÍA. Más, la fuerza de su amor es tan potente y
salvadora, que enciende nuestra fe y es capaz de llenar el mundo de gozosa
esperan y felicidad, ya que, es LUZ PARA LAS NACIONES, Y TODOS CONTEMPLARÁN SU
GLORIA.
Pero, solo podremos acoger su Salvación,
su Vida, si su luz está en nuestro corazón y brilla en nuestros ojos. Es la misma luz, la que
nos lleva, también, a postrarnos ante Él, para adorar y contemplar su sonrisa y
candor, como ya hicieron antes los pastores en Belén.
Y, esta LUZ, que es PALABRA Y SALVACIÓN
PARA TODOS LOS PUEBLOS, la hemos de dar a conocer a los que, aún viven en
tinieblas y en sombra de muerte, por desconocer o dudar de la divinidad de Jesús, la única fuerza que puede elevar al hombre y ponerlo en los brazos de Dios.
Y, también es, LA LUZ DEL HIJO DE DIOS, que
brilla desde su amor, la que infunde el bien y la verdad a todo lo creado,
y la que hará surgir de las tinieblas
de esta vida, el Reino de Dios en su
realidad plena y acabada.
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