sábado, 1 de noviembre de 2014

Fieles Difuntos


CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    Con gesto de amor y generosidad dice Dios, por boca del profeta Jeremías: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas...” convirtiéndose, así, en el PASTOR BUENO y leal de Israel y de todos los que le buscan, a los que siempre manifiesta su ternura y su amor, mientras los conduce a LA VIDA Y FELICIDAD ETERNAS.

                    El salmo 22, desde el sentido de la Alianza Yahveh- Israel, nos habla de este PASTOR BUENO, diferente a los demás pastores, porque solo busca el bien de sus ovejas. También nos invita el salmo, a proclamar nuestra total confianza  en el Dios, que siempre nos acompaña con solicitud, sabiduría y poder.

                     Este poema, tan amoroso, tan conocido y estimado por todos y que, tanto invita a la piedad, también nos inunda de consuelo y de sentimientos de acción de gracias. Con Dios lo tenemos todo y nada nos falta: nos instruye con su palabra, nos restablece y sana, nos tranquiliza y sosiega con su cercanía:

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

                    Dios, goza, acompañando nuestra vida por senderos de justicia, de paz y de amor; es decir, por caminos de rectitud, que son sus caminos de salvación:

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

                    Si nos atemoriza la soledad, el pecado, e incluso la muerte, sabemos que “su compasión no se acaba, antes bien se renueva cada mañana”:

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

                    Y, es tanta la solicitud de Dios que, además de PASTOR, se nos muestra como hospedero, pues, nos acoge y alimenta, nos colma de atenciones, y hasta nos trata con distinción y exquisitez:

Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

                    Versos, estos, que anuncian el Banquete Eucarístico de Jesús, celebrado antes de su muerte y resurrección, en el que se nos da como comida y bebida, manifestándonos así la bondad de Dios Padre, que nos ama hasta el extremo y que, con la fuerza de este alimento, nos va conduciendo a su misma gloria:

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida.
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.


                    Para los cristianos, JESÚS es nuestro BUEN PASTOR y, su Espíritu, nos va conduciendo, con amable solicitud, a la casa del Padre, donde, resucitado, mora con Él, esperando la llegada de todos nosotros, sus seguidores.

                    Jesús, antes de despedirse de los suyos y subir al cielo, nos dijo: “YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá”.


                    Por eso, rezar hoy este salmo, en la conmemoración de los fieles difuntos, nos llena de esperanza, consuelo y júbilo, ya que, podemos decir con toda seguridad y confianza: “habitaré en la casa del Señor por años sin término”, participando en el banquete definitivo del REINO DE DIOS PADRE.

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