DOMINGO V DE
PASCUA - C
BENDECIRÉ TU NOMBRE
POR SIEMPRE JAMÁS.
Por Mª Adelina Climent Cortés O.P.
LA
PASCUA DE JESÚS RESUCITADO, con su energía y vitalidad, nos sigue conduciendo
hacia la plenitud de su triunfo, hacia su total glorificación: “ahora es
glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él”. Y por este camino
de vida, de luz, de alegría y de amor, transitamos todos los que vivimos
acogidos a la salvación de Jesucristo.
Y,
con gozo, bendecimos a nuestro DIOS, que ha RESUCITADO Y GLORIFICADO A CRISTO
JESÚS, y que, a nosotros, nos da fuerzas y alegría para ser sus testigos,
viviendo su misma vida de entrega y de amor.
Le alabamos, pues, cantando el salmo 144.
Este salmo, con características de himno, es un canto de alabanza, de
bendición y de acción de gracias a la gloria y majestad de Yahveh, que, además
de ser un Dios tan grande y poderoso, es, sobre todo, bueno y misericordioso
con todas sus criaturas, a las que, en todo momento, cuida y atiende con amor
cariñoso:
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento
a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus criaturas.
.
El
salmista, después de bendecir a Yahveh,
desea que toda la creación, obra
de sus manos, y todos los fieles
devotos, bendigan su grandeza, proclamen
el esplendor de la gloria de su Reinado y
hablen de los portentos que siempre realiza:
Que
todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que
te bendigan tus fieles;
que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas.
Así, Yahveh, ha de ser bendecido
porque, no solo ejerce su excelsitud y poder a favor de Israel, su pueblo
elegido, sino, en todo el universo y a
través de todas las edades, pues la gloria de su majestad invade todo lo creado y durará por siempre:
Explicando
tus hazañas a los hombres,
la
gloria y majestad de tu reinado.
Tu
reinado es un reinado perpetuo,
tu
gobierno ve de edad en edad.
Para nosotros, el Rey victorioso y
majestuoso, que extiende su gloria por todo el universo y que lo abarca y
transforma todo, para hacerlo nuevo, es
JESUCTISTO RESUCITADO y GLORIFICADO por el PADRE, el que, ha inaugurado para toda la humanidad su
Reinado, y quiere que todos participemos de su glorificación. Mas, con este
fin, antes de partir al Padre, nos dio un mandamiento nuevo: “que os améis unos
a otros como yo os he amado” pues, el amor a todos, es el único camino que
puede conducirnos a la gloria del paraíso e introducirnos en él.
El
cumplimiento de este mandamiento ha de
comprometernos de verdad; pues, nos obliga a amarnos unos a otros, como
hermanos, hasta entregar la propia vida por los demás, como lo ha hecho Cristo
Jesús, y, ha de ser y es, la señal más
auténtica para nuestro mundo, de que somos sus discípulos, invitados por Él a
ser testigos de su Vida, con el fin de que, también otros, le puedan conocer,
amar y seguir;
“La
señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a
otros”
Pero, este amor tan grande, tan auténtico y tan nuevo, solo se puede
conseguir con la ayuda y la fuerza del ESPÍRITU DE JESÚS, que nos hace vivir en
comunión con Él y con el Padre, hasta que también nosotros gocemos de la plena
y eterna glorificación en el Cielo.
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