viernes, 3 de mayo de 2019

Domingo III de Pascua- C



DOMINGO III DE PASCUA – C

TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P..


                    Es un gozo inmenso saber y experimentar que EL RESUCITADO vive y está entre nosotros, en nuestras vidas. Que en todo momento podemos sentir su cercanía, sus atenciones, sus cuidados. Que podemos reconocerle en lo más entrañable y cotidiano que realizamos, descubrirle con emoción y poder decir: “ES EL SEÑOR” sintiendo la inmensa alegría de su proximidad y de su amor... Y, todo esto, debido a que, LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR nos permite vivir en La Vida Nueva que ha instaurado, la que nos hace Hijos de Dios Padre, a todos los que, en Él, nos consideramos hermanos.

                    Y, si Dios, en LA RESURRECCIÓN DE CRISTO JESÚS, nos da motivo de tanta alegría y gozo, al liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte en que vivíamos, ahora, nosotros, agradecidos por su salvación, nos disponemos a proclamar el salmo 29, un canto de alabanza y de acción de gracias, que rezó por primera vez un yahvista enfermo y perseguido, pero que, recobró la vida cuando, estando muy grave, Yahveh le libró de la afrenta de la muerte:

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos  se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

                    Contento y agradecido el salmista por la intervención salvífica de Yahveh en su vida, invita a sus amigos piadosos, los que siempre y en toda ocasión se muestran fieles al Señor, a unirse a él en alabanza festiva y de acción de gracias, ya que, la bondad y la compasión de Yahveh exceden, de manera incomparable, a sus momentos de enfado:

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida.

                    El salmista sigue aclamándose a Yahveh, con la plena seguridad de que siempre y en todo momento obtendrá su salvación. Y, esta experiencia de fe tan firme y nueva que ahora tiene, ha de ser siempre para él, motivo de sincera alegría, de júbilo, y de agradecimiento:

Escucha, Señor, y ten piedad de mí,
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas,
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

                    Y, así, y de esta manera,  es La Vida Nueva que Dios crea para todos nosotros con su PASCUA SALVADORA. Estamos llamados a una esperanza firme y fecunda que debemos vivir en perenne gozo y alegría, ya que, nuestra meta no es la muerte sino La Vida eterna, la gloria del cielo con Cristo Jesús y junto a Dios Padre.

                   Nuestro quehacer, ahora, ha de ser vivir y alimentar esta esperanza, fruto de nuestra fe, siendo en todo momento testimonios creíbles de JESÚS RESUCITADO vivo y presente en medio de nosotros, ante todos los hombres y en todo lugar; empeño que conseguiremos con la fuerza del Espíritu y con el alimento de su Cuerpo y de su Palabra evangélica:

                    Y, viviendo desde este conocimiento amoroso con Jesús, ha de ocurrirnos, lo que a los discípulos, cuando les dijo, como narra el Evangelio: -“Vamos, almorzad. NINGUNO DE LOS DISCÍPULOS SE ATREVÍA A  PREGUNTARLE QUIEN ERA, PORQUE SABIAN QUE ERA EL SEÑOR”.

                    No nos cansemos, pues, de ensalzar a nuestro Dios con gozoso agradecimiento, siguiendo y testimoniando a JESÚS RESUCITADO, pues Él es, quién introducirá a toda la humanidad en la gloria del Padre Dios, por toda la eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario