DOMINGO II DE ADVIENTO - C
EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS
Por Mª Adelina Climent
Cortés O. P.
Celebramos la grandeza de Dios y su bondad, fruto de su amor salvador, y
fuente de inmensa alegría y esperanza para toda la humanidad. Y, porque
estamos gozosamente agradecidos
queremos expresarle nuestros deseos de alabanza, rezando y cantando el salmo
125.
Es un salmo de peregrinación y
lo cantaban los israelitas en las “subidas” al templo de Jerusalén,
morada del Altísimo. También es un canto de súplica y de acción de gracias, con
características sapienzales, que
relata, con expresiones de alegría, el retorno de Israel a su patria y nación, después de haber sido
liberado por Yahveh, de la esclavitud del
destierro de Babilonia:
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar;
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Más, fue tan espectacular este “cambio” de situación, y la alegría que
produjo en los israelitas, que, los gentiles, admirados, pudieron reconocer la
grandeza del Dios, Yahveh, y las
maravillas que realiza con los suyos:
Hasta los gentiles decían:
“El Señor
ha estado grande con ellos”
El Señor ha estado grande con nosotros,
Y estamos alegres.
Esta alegría y agradecimiento de Israel, que es
expresión, también, de su honda fe, se hace oración, con el fin de que, Yahveh,
les siga siempre ayudando en la difícil tarea de la reconstrucción de la ciudad
santa y de su templo, y, porque, solo así, el
cambio de suerte, ya experimentado, podrá ser duradero y definitivo:
Que el Señor cambie nuestra
suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
Y, la confianza que Israel ha puesto en el Señor, Yahveh, le asegura
que, todo sufrimiento y dificultad padecidos con esfuerzo de superación, ha de
transformarse definitivamente en sabrosos frutos, que siempre proporcionan
alegría, dicha y gozo. Así de grande y generoso es el Señor para con todos sus
fieles:
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
También, “el Señor ha estado grande con
nosotros y estamos alegres” Sentimos alegría y gozo, POR LA CERCANÍA DEL
ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS, NUESTRO SALVADOR, ya que, con su amor
encarnado logró cambiar nuestra suerte, haciéndonos pasar de la esclavitud del
pecado a ser hijos de Dios.
Pero, este privilegio tan excelso, de la
filiación divina, solo se hará realidad plena en la vida futura; y, hasta
entonces, caminamos alegres y seguros en la esperanza, PREPARANDO LOS CAMINOS
DEL SEÑOR, ALLANANDO SUS SENDEROS. Esperanza, que siempre acrecienta nuestro deseo de alcanzar la felicidad
eterna.
Y, en
esta espera, también estamos alegres, por las sucesivas venidas salvadoras
de Dios a nuestra existencia particular y a la historia de la humanidad, que
alientan y favorecen nuestra lucha y esfuerzo, en la tarea de ir construyendo
el Reino, que solo llegará a su
plenitud con la venida definitiva de Cristo Jesús, en el que “TODOS VEREMOS LA
SALVACIÓN DE DIOS “, y participaremos
de su gloria.
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