viernes, 17 de febrero de 2017

Domingo VII del T. Ordinario


DOMINGO VII DEL T. ORDINARIO – A

EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO


Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    Las lecturas bíblicas de este domingo nos hablan del DIOS AMOR. Del Dios que se nos revela como Amor porque es Amor y se goza en serlo. Así, su quehacer es AMAR, y amar sin medida a todos los hombres y a todo lo creado. Lo que existe, es fruto de su amor justo y benevolente.


                    A este Dios tan amante y generoso, que solo es feliz dándose, y deseando a la vez, que también nosotros, sus hijos, imitemos su manera de ser y comportarse, amando a todos como Él ama,  hasta  perdonar a nuestros enemigos; agradecidos le alabamos y ensalzamos con el salmo 102.   

                    Este hermoso poema, es un himno de acción de gracias, con enseñanzas teológicas y espirituales, de la época inmediata al posexílio. El salmista alaba y bendice a Yahveh y le da gracias porque ha descubierto que, su amor y su misericordia  son algo superior a todo lo demás,  sin comparación alguna; por lo que, solo en Él, se puede confiar plenamente: 

Bendice alma mía al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor
y no olvides sus beneficios.

                    El salmista, siempre agradecido, describe con belleza y hermosura  la misericordia de su Dios, pues, sintiéndose pecador ha sido perdonado, sanado, restablecido, lleno de esperanza y vigor; con ilusión de vivir para continuar alabando y bendiciendo su Santo Nombre:

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
El rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.

                    También, el salmista, llevado de la fe en su Dios Yahveh, puede reconocer los beneficios de su clemencia y  misericordia, otorgados a Israel, su pueblo escogido: olvidando sus pecados de ingratitud e infidelidad a La  Alianza establecida entre ambos. Pues, en su justicia, siempre es fiel, amante y benigno:

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira  rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados,
ni nos paga según nuestras culpas.

                    Con su misericordia y perdón, fruto de su paternal ternura y  amor, Yahveh, aleja tanto de sí,  los delitos de los fieles cometidos contra su bondad,  que quedan completamente olvidados y  como si nunca hubieran existido; sanando, de esta manera, todo corazón quebrantado y contrito:

Como dista el oriente del océano,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre siente ternura por sus hijos,
Siente el Señor ternura por fieles.

                    Y, como el amor de Dios nos invita a que nosotros amemos de la misma manera,  la primera lectura bíblica, de La Misa, nos habla, también, de este AMOR DIVINO y compasivo,  cuando Yahveh dice a los hijos de Israel en la asamblea: “Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo”. “No odiarás de corazón a tu hermano”. Y, también,  “No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes,  sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv, 19).

                   Y,  con más exigencia aún, en el Evangelio es Cristo Jesús el que nos invita, desde el amor,  a obrar con misericordia y compasión para SER PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE CELESTIAL ES PERFECTO: rechazando toda violencia y venganza,  perdonando los agravios, dando  prestado al que lo pide…

                    “Habéis oído que se dijo: -Amarás a tu a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo, Yo, en cambio, os digo: AMAD A VUESTROS ENEMIGOS, HACED EL BIEN A LOS QUE OS ABORRECEN Y REZAD POR LOS QUE OS PERSIGUEN Y CALUMNIAN. Así seréis hijos de vuestro padre que está en el Cielo” (Mt. 5)

                    Y si, en La Eucaristía, el pan de La Palabra nos instruye sabiamente sobre la grandeza y hermosura del AMOR; también,  comiendo el Pan  de La Mesa, su Cuerpo y su Sangre, en comunión con Jesús que nos hermana haciéndonos Hijos de Dios, podremos vivir y realizar este amor compasivo y misericordioso, que ha de redundar en gloria y alabanza a nuestro PADRE DIOS en la plenitud de su REINO.

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