viernes, 24 de julio de 2015

Solemnidad de Santiago Apóstol


SANTIAGO, APÓSTOL
Patrono de España



OH DIOS, QUE TE ALABEN LOS PUEBLO,
QUE TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN.

Por Mª Adelina Climent Cortés  O. P.


                    Como fruto de la bondad de Dios, todos estamos llamados a su  alabanza, ya que, el Señor, en  Cristo Jesús,  nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales. Gracias y dones de Dios, que culminan sobre todo en  la persona de Cristo Jesús, resucitado y vivo entre nosotros. Esta  bendición de Dios,  la más universal y salvadora, abarca a todos los pueblos, incluidos los gentiles, y, también, a los emigrantes y forasteros; porque es, para cuantos “BUSCAN A DIOS CON SINCERO CORAZÓN” y por encima de todo lo demás.  Y,  con  el salmo 66, damos  gracias a Dios por los bienes que nos otorga, y, le  pedimos, nos siga concediendo sus múltiples gracias, las que  tiene destinadas para  todos aquellos que, acogiéndolas con amor, las hacen suyas para siempre.
 
                    Celebramos, hoy, junto con la presencia del Resucitado entre nosotros, el  MARTIRIO DEL APÓSTOL SANTIAGO, uno de los más fieles amigos de Jesús, y también,  SU PRIMER TESTIGO, ya que: “EL REY HERODES HIZO PASAR A CUCHILLO A SANTIAGO, HERMANO DE JUAN”.

                    Dentro del grupo de los primeros seguidores de Cristo Jesús, EL APÓSTOÑ SANTIAGO, por su martirio, es, como fruto y  primicia de su  Resurrección Gloriosa;   y signo y victoria de la fuerza  y la energía pascual, que va transformando lo viejo y caduco de nuestro mundo, en lo que será  la nueva y eterna  creación, la que hará aflorar, hasta  su plenitud,  la misma realidad del Reinado de Dios, su vida gloriosa.

                    Y, con el salmo 66, que es un himno de acción de gracias por los beneficios que Yahveh concedía a Israel, su pueblo, para su alimento y cuidado, en  las nuevas cosechas del año;   queremos agradecer, también, a Dios, el DON DEL MARTIRIO DEL APÓSTOL SANTIAGO, pues, según  recuerda la tradición, predicó a Cristo Jesús en España, desde Barcelona, pasando por Zaragoza y llegando hasta Galicia, a donde, más tarde,  fue trasladado su cuerpo. Por lo que, se puede decir, que, gracias a él, se conserva viva, en nuestra nación, la fe cristiana,  y que,  el amor y la devoción de todos los españoles a su SANTO PATRONO, sigue fresca y pujante  en el corazón de la gente sencilla, que desea, al mismo tiempo, que su bendición y protección nunca les abandone:      

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
 conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

                    Cantamos, también, con exultante gozo y alegría el salmo 66, porque es Dios quien nos alegra y gobierna con sus bendiciones, dándonos con ellas, lo suyo propio, lo mejor que tiene, ya que somos sus hijos. Y, con ello quiere, que sus  mismos bienes, los gocemos los hombres y nos  sirvamos de ellos para nuestra felicidad. Pues, esta manera tan perfecta y acabada de hacer las cosas Dios, solo es propia de Él, ya que, siempre obra  según su justicia y rectitud, por ser lo que más y mejor define su santidad:     
              
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

                    La bendición de Dios y su bondad,  es lo que hace fecundas las obras de  nuestras manos y, sobre todo, lo que da fuerza y   energía a la tierra hasta hacerla florecer y dar sus hermosos frutos, como respuesta de alabanza continua a su excelso  Creador. Y, si hoy cantamos a Yahveh con gozo y alegría que, ”La tierra ha dado su fruto”, haciendo estallar la fuerza de la creación en nuestro beneficio, también se puede celebrar, con agradecimiento, que la sangre de los mártires, la de SANTIAGO APÓSTOL, sea semilla de nuevos cristianos en toda la Iglesia, lo que hará  posible abrir nuevos caminos de vida, de verdad y de salvación universal:

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

                    Más, con el salmo 66, seguimos pidiendo a Dios Padre, que, por los méritos de SANTIAGO APÓSTOL, nos vaya  enriqueciendo con nuevas bendiciones: que nos conceda, beber, también,  el  CÁLIZ DE CRISTO JESÚS, es decir, poder ser testigos de su Resurrección gloriosa, como fruto de una amistad sincera con Él, la única que nos puede llevar a un seguimiento testimonial.

                    Pidamos, también, poder asimilar la universalidad de la salvación, que se canta y manifiesta en el salmo 66, y que, desde luego,  sigue viva en todos aquellos que, desde diferentes lugares de la tierra, hacen el “CAMINO DE SANTIAGO” con el sacrificio y la austeridad que requiere, guiados por la fe de seguir los caminos del santo, que son los caminos liberadores que inició Cristo Jesús con la fuerza evangélica de su Resurrección Gloriosa.

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