sábado, 25 de abril de 2015

Domingo IV de Pascua -B


DOMINGO IV DE  PASCUA -B

LA  PIEDRA  QUE  DESECHARON  LOS  ARQUITECTOS

ES  AHORA  LA  PIEDRA  ANGULAR


Por Mª Adelina Climent Cortés O. P.


                    Hay que repetirlo sin cansarse, proclamarlo y cantarlo muchas veces, y,   hasta gritarlo con el testimonio de nuestras vidas: CRISTO JESÚS, EL RESUCITADO, “ES LA PIEDRA ANGULAR”, preciosa, que ha hecho posible y creíble la salvación de Dios otorgada a  la humanidad; y que,  por lo mismo,  se ha constituido para gloria de Dios Padre, en   “EL SEÑOR“ de la historia y del universo, siendo, este, el DON mayor que se nos ha concedido y  por el que, insistentemente, debemos dar gracias al Altísimo:

Dad gracias al Señor porque es bueno,
Porque es eterna su misericordia.

                    Resucitados con Cristo Jesús, y salvados por Él, nada de este mundo ha de parecernos valioso,  ni digno de ser  estimado excesivamente. Tampoco nada puede llenarnos de temor o preocupación,  ya que, “EL SEÑOR”,  es nuestra  seguridad y el motivo de nuestra confianza:

Mejor es refugiarse en el Señor
que  fiarse de los hombres;
mejor es refugiarse en el Señor,
que fiarse de los jefes.

                    La SALVACIÓN, la obra más grande y maravillosa de Dios,  la que nos introduce en el mundo nuevo, que es el  suyo,  nos hace vivir en continua acción de gracias y recordando  sus beneficios en favor nuestro, con el fin de que, siempre, estén presentes en la memoria de los que nos sentimos salvados y amados:

Te doy gracias, porque me escuchaste
y fuiste mi salvación,
Es el Señor quién lo ha hecho,
ha  sido un milagro patente.

                    El Salmo, de nuevo,  bendice  al que viene en nombre del Señor, que, para nosotros, es Jesucristo, su enviado, su Hijo Eterno, Nuestro Dios y Salvador, el que con su entrega total, da la vida para que nosotros tengamos vida:

“Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor

                    JESUCRISTO, nuestro MESÍAS y SALVADOR, también se nos presenta hoy, como el guía y Pastor de su pueblo. Es el BUEN PASTOR, que ama, atiende y cuida de todas sus ovejas, con   esmerada predilección, y, hasta dar la vida por cada una de ellas. Así de cercano y bondadoso se nos muestra Cristo Jesús: como el que siempre va delante y en todo momento nos acompaña, nos alimenta, nos conduce por sus sendas, que son de descanso y sosiego, de verdura y frescor; en las que  nos puede hablar al corazón para revelarnos sus secretos y todo su  amor.

                     También, en JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR, se nos revela  Dios, como Padre de todos los hombres, y nos recuerda que todos somos hermanos en Él: su propio Hijo y  Hermano mayor de todos sus seguidores. Motivos, todos estos, que nos superan, que siempre y en todo momento  debemos agradecer, y que, ahora lo estamos haciendo, cantando este salmo de acción de gracias                                                                                                                                                                                                       
Tú eres mi Dios, te doy gracias.
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

                    Más, la acción de gracias por excelencia es LA Eucaristía, Celebración sacramental del amor y de  la entrega de Cristo Jesús. BANQUETE Y COMIDA PASCUAL por excelencia, MEMORIAL y canto de adoración y alabanza a su GLORIOSA RESURRECCIÓN, que nos regenera y salva, para hacernos participes de su Misterio de Comunión y de Vida por toda la eternidad. AMÉN. “ALELUYA”. 

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