sábado, 10 de enero de 2015

Solemnidad- Bautismo del Señor- B

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR- B

SACAREIS AGUAS CON GOZO
DE LAS FUENTES DE LA SALVACIÓN

Por M. Adelina Climent Cortés  O.P.


                   
                    Con la fiesta del BAUTISMO DEL SEÑOR   se cierra el tiempo litúrgico de Navidad, en el que hemos podido contemplar le belleza y ternura del Niño Dios en brazos de sus padres María y  José. Hoy, se nos manifiesta ya adulto, al comienzo de su vida pública, abandonándose a la voluntad del Padre.

                    Al contemplar a Dios revelándose en el Jordán y mostrando a Jesús como su HIJO AMADO, le alabamos, con el salmo responsorial  de la Eucaristías, cantando con alegría y gozo, el jubiloso Himno de acción de gracias a Dios Salvador, con el que finaliza la primera parte del libro de Isaías (12, 2-6):

SACARÉIS AGUAS CON GOZO DE LAS FUENTES DE LA SALVACIÓN

                    Se canta, con agradecimiento a Yahveh, el Señor, por su fidelidad y salvación, al  regreso del exílio de Babilonia, cuando la restauración del país, junto con la reconstrucción del Templo, llenaba de esperanza y gozo a todo israelita, pues, se reconocía al mismo tiempo, que de su compromiso y lealtad a la Alianza les venía la ayuda y protección que necesitaban.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvacíón,

                    Estos grandes portentos realizados por Yahveh, el Señor, no solo hay que cantarlos y agradecerlos, sino proclamarlos con júbilo, para que los demás pueblos, al conocer tan grandes hazañas, puedan rendir el homenaje debido a su Santo Nombre:

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

                    Y, siendo, El Señor Yahveh, fuente inmensa de bondad y esperanza,  por los portentos realizados en su pueblo, hay que gritar,  anunciándolos, no solo a los pueblos vecinos, sino a toda la tierra, pues su salvación ha de llegar hasta los confines del mundo, para que todos puedan reconocer, con júbilo, su poder y santidad:

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra,
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel”.

                     También, el Señor, por boca de Isaías (55,1-9), primera lectura de la liturgia de la Palabra, en la misa de hoy, dice:”Inclinad el oído, venid a mí, escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza eterna, perpetua e irrevocable, la promesa de fidelidad y salvación que aseguré a David”, ahora extendida a toda la comunidad de Israel y a todos los pueblos de la tierra.
          
                    Más, será, Jesús de Nazaret, el Verbo Encarnado, el Hijo de Dios, el que hará perpetua esta ALIANZA, llevándola a su plenitud en su Misterio Redentor.

                    Es en el Jordán donde Juan proclama: “Detrás de mi Viene el que puede más que yo” Y también: “yo os he bautizado con agua, EL OS BAUTIZARÁ  CON ESPÍRITU SANTO”

                    Y, después de ser Bautizado se oyó la voz del Padre: “TÚ ERES MI HIJO AMADO; MI PREFERIDO”

                     Comienza, pues, Jesús, su vida pública, asumiendo el espíritu de conversión del pueblo a su Dios y anunciando la venida del REINO: reino de paz, de justicia y de amor


                    También nosotros, los que hemos recibido este sacramento, al convertirnos por el Bautismo en Hijos de Dios, debemos escuchar y acoger con amor y gratitud la voz del Padre que, con tanta ternura nos dice, lo que dijo a su Hijo Jesús, al que debemos proclamar ante todos los hombres, anunciando la Buena Nueva, su Palabra Evangélica que nos lo revela, como CAMINO, VERDAD y VIDA, a toda la Humanidad, llamada a Glorificar a Dios con amor y agradecimiento.

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