jueves, 14 de septiembre de 2017

Virgen de Consolación


MARÍA, MADRE DE CONSOLACÓN



MARÍA, TU DULCE NOMBRE CONSOLACIÓN

EL SEÑOR HA GLORIFICADO TU NOMBRE

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    “CONSOLAD, CONSOLAD a mi pueblo, dice vuestro Dios... Gritadle que se ha cumplido su condena y que está perdonada su culpa”. Así anuncia Isaías a Israel, el mensaje de SALVACIÓN de parte de DIOS. Liberación de las manos del opresor,  haciendo posible el  retorno glorioso de Babilonia a Palestina y la reconstrucción de su Templo; pues, sigue diciendo Yahveh, el Señor: “COMO A UN NIÑO A QUIÉN SU MADRE CONSUELA, ASÍ OS CONSOLARÉ YO; Y EN JERUSALÉN SERÉIS CONSOLADOS”. Tan inmensa  es la misericordia de Dios para con sus fieles, y tan grande su fidelidad, que se manifiestan en toda ocasión y duran por siempre.

                    Mas, el amor gratuito y misericordioso de Dios para con los hombres, se nos ha manifestado, de manera plena y desbordante, en su Hijo, Cristo Jesús  (su rostro salvador y su bondad personificada), por su muerte y gloriosa Resurrección; convirtiéndose, de esta manera,  en  REDENTOR y CONSOLADOR de todos los hombres, y, en fuente de paz y de bendición, para la humanidad entera, siempre hambrienta de perdón y de Salvación.
      
                    Y, porque, María Virgen, mujer humilde y sencilla, Hija de Sión, que vivía esperando la consolación de Israel, acogió en su seno al Verbo Eterno, Salvador del género humano, le acompañó en su vida mortal y, permaneció sufriendo junto a su Cruz salvadora, es, por lo que, mereció ser proclamada por Dios Padre, MADRE Y CONSUELO de todos los hombres, sus hijos, necesitados siempre de cariño y protección. 

                    De esta manera, Ella, María, Madre de todos los hombres, es CONSUELO Y ESPERANZA para el nuevo pueblo de Dios, para La Iglesia Santa, que sigue  peregrinando en la tierra, hacia la meta gloriosa prometida, en la eternidad Dios.

                    A María, pues, ensalzamos hoy, EN LA FIESTA DE SU SANTÍSIMO NOMBRE como  MADRE Y CONSUELO de todos los que nos sentimos hijos suyos, y, muy especialmente, de los más pobres y afligidos; y, con gozo, le alabamos y bendecimos, cantando los versos bíblicos, dedicados a Judit, y, que, en Ella, adquieren hondura de significado y plenitud:

El Señor te ha bendecido, hija nuestra,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador de cielo y tierra.

                                       El Señor ha glorificado hoy tu nombre:
por eso, los que en adelante guarden memoria
de esta obra poderosa de Dios,
conservarán tu esperanza en el corazón.

                     Y, ante la inmensa bondad y ternura que hay en  los ojos de María, pues no caben en su maternal corazón, le pedimos,  que, en su oficio de amar siempre y consolar, no cese de mostrarnos a su Hijo Jesús, CAMINO, VERDAD, Y VIDA, para que, así, podamos conocerle más y mejor, e  imitar su vida y virtudes. También, para que, Jesús, llene  a su Iglesia de optimismo y esperanza, por la fe en su presencia y en su fiel seguimiento

                    Y, porque, María, Virgen y MADRE DE CONSOLACIÓN, hace dulce nuestro padecer, le rezamos, para que, cuantos sufren cualquier tipo de opresión e injusticia,  encuentren en Ella, y en su Hijo Jesús, el apoyo y la ayuda que necesitan.

                    También, pedimos a NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN, que mire con bondad, a estas hijas suyas, que la veneramos, en Xátiva, como MADRE Y PATRONA, para que,  desde el retiro de nuestra oración y silencio, gritemos a todos los hombres que, JESÚS es LA PAZ y LA CONSOLACIÓN que ellos tan afanosamente buscan y no encuentran.

                    Y, con el cariño y afecto que nos une, tenemos un recuerdo de gratitud, para con las hermanas que nos han precedido en el amor filial a nuestra MADRE DE CONSOLACIÓN, pidiéndoles que, desde el seno de Dios, no cesen de presentarle nuestra gozosa y sencilla alabanza:

TU DULCE NOMBRE CONSOLACIÓN,
sea, OH MARÍA, mi salvación.

sea, OH MARÍA, mi salvación.

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