EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
NO OLVIDÉIS LAS ACCIONES DEL SEÑOR
Por Mª Adelina Climent
Cortés O.P.
Todas las acciones de Dios hay que recordarlas siempre, porque son
salvadoras, prolongaciones de su bondad y de su amor misericordioso, dispuesto,
en todo momento, a comprender y perdonar. Nos lo recuerda el salmo 77,
considerado como “salmo histórico” ya
que, en el período posexílico, narra
las hazañas vividas en el desierto,
después de haber sido liberado Israel
de la esclavitud de Egipto por Yahveh, y del pacto de La Alianza del Sinaí.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
inclinad el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado.
Pero, Israel, no fue siempre fiel a Yahveh y se rebelaba contra Él.
Añoraba lo que había dejado atrás, ante el miedo a la libertad y a todo lo desconocido que se le ofrecía.
El Señor con amor, y pacientemente,
trataba de educarlo en todo momento:
Y cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo, su redentor.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él
ni eran fieles a su alianza.
En un episodio ocurrido en el desierto,
Yahveh, les ordenó colocar una serpiente de bronce, sobre un palo en forma de
estandarte, ya que, para castigar los
pecados que cometían, les envió serpientes que les mordían, por lo que,
doloridos, se aclamaban a Él, quedando
curados cuando miraban la serpiente
elevada, puesto que, Dios, con su amor y compasión, les movía al
arrepentimiento y les concedía el perdón salvador:
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor.
Este episodio de la serpiente levantada en el desierto, es figura
anticipada de CRISTO ELEVADO EN LA CRUZ, en la que, el REDENTOR, en su
abajamiento hasta la muerte por su entrega de amor, ha resucitado para ser glorificado por Dios
Padre. De esta manera, LA CRUZ, de instrumento de tortura y de muerte pasa a ser motivo de resurrección gloriosa,
de triunfo y de salvación universal: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su
Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan
vida eterna” Y, ÉSTA EXALTACIÓN DE LA
CRUZ ES LO QUE HOY CELEBRAMOS Y ADORAMOS.
La fiesta de LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ,
LA VICTORIA DE CRISTO JESÚS, es, para todos los cristianos, motivo de
exultación y de gozo. La cruz es nuestra señal, como cristianos y seguidores
del Mesias, Salvador de toda la
humanidad, Señor de la historia y de todo lo creado, Juez de vivos y muertos,
porque, “DIOS LO LEVANTÓ SOBRE TODO”
Y, si, Cristo Jesús, está resucitado, “LEVANTADO SOBRE TODO” es para
que, acudamos a ÉL, con el fin de mirarle con amor y hacerle conocer todas nuestras ansias, inquietudes y
temores, con la seguridad de que las acoja y salve. Acudamos también a Él, para
interceder por todos los hombres y pedir por nuestro mundo, con el fin de
que, sea mejor y más habitable para
todos. Y, Cristo Jesús, que es Resurrección y Vida, sanará nuestra sociedad de
la cultura de pecado y muerte en que vive, y nos concederá la justicia y la paz
que tanto deseamos. También, nos ha llenado de una gozosa esperanza en la vida
futura, donde participaremos de su Victoria y de su Gloria para siempre.
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