domingo, 6 de agosto de 2017

Santo Domingo


SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

CONTAD A  LOS PUEBLOS LAS MARAVILLAS DEL SEÑOR

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    Ensalzamos, en su fiesta, la figura de DOMINGO DE GUZMÁN,  con   gozo, solemnidad litúrgica, y afecto filial, por ser signo, en La Iglesia, de  una mentalidad nueva y universal. Pues, Domingo, como estrella mañanera, con su vida y misión, pudo iluminar el horizonte conocido hasta entonces, abriendo caminos de luz, de vida nueva y de esperanza;  senderos de amor y de paz. Y, porque,  el  afán de Domingo fue predicar a Cristo y dar a conocer su evangelio, se le  pueden aplicar las palabras de Isaías: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es Rey”

                    Y, como, en esta celebración litúrgica de Sto. Domingo de Guzmán, recordamos, que el fuego de la palabra  evangélica siempre estuvo en  su boca y su gran pasión fue predicar, trabajar y acrecentar el Reinado,  la gloriosa victoria de nuestro Dios, Rey y Señor del universo; también, nosotros, con espíritu evangelizador, alabamos  a nuestro Dios, Rey del universo,  cantando el  salmo 95

                    Es, este, un hermoso salmo hímnico, de los tiempos del posexílico, que invita a cantar a Yahveh, por su grandeza y poderío,  como Rey de todos los pueblos,  pero, de una manera alegre, gozosa y nueva, no conocida hasta entonces; es decir, con un sentido cósmico y una dimensión histórica y universal:   

Cantad al Señor un cántico nuevo;
cantad al Señor toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre;
proclamad día tras día su victoria.

                    Quiere, también, el fiel israelita, que todos  los pueblos, reconozcan la grandeza y majestad de su Dios, Yahveh, que, desde su Santo Templo, llena toda la tierra, con la belleza de su majestad y el esplendor de su gloria:

                                              Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.

                     Y, la fe del salmista en su Dios, Yahveh, y en su poder salvífico es tan grande, que sigue invitando, sin tregua alguna, a todos los pueblos, para que, también, puedan rendirle el homenaje y la pleitesía que se merece:                 

Familias de los pueblos, aclamad al Señor;
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.

                    Pues, si el Reinado del Señor Yahveh sobre todo lo creado, es La Buena Noticia que todos los pueblos han de acoger con alegría; y, si, su Señorío llena el universo, también  toda la creación ha de reconocer su poder y soberanía:

Decid a los pueblos: “El Señor es rey”;
Él afianzó el orbe, y no se moverá;
Ël gobierna los pueblos rectamente

                     Mas, como el Reinado de Dios, que es, su justicia y fidelidad entre nosotros, ha de quedar instaurado en plenitud, será el mismo Jesús de Nazaret, el que lo hará núcleo de su predicación, invitando, a todos, a  la conversión, y, a creer en su evangelio.

                     Y, en este seguimiento de Cristo Jesús, sobresale la figura egregia de  DOMINGO DE GUZMÁN, TESTIGO Y SERVIDOR FIEL DE LA VERDAD EVANGÉLICA en humildad y pobreza de espíritu. Siempre alegre, ecuánime y  muy querido de todos, pues él amaba a todos, vivió preocupado por la salvación de los más alejados de la fe, por los que, con gran dolor y ternura de corazón clamaba: Señor, ¿qué será de los pecadores?.  Así, movido, por la compasión hacia los más pobres, débiles y desgraciados, no cesó de predicar La Buena Noticia de La Salvación de Dios, combatiendo con ahínco, la herejía de los albigenses, desde la luz de LA SABIDURÍA y LA VERDAD, que extraía de los libros sagrados. Más, siempre, sembrando alegría y paz por doquier, hasta crear ilusión y esperanza desde la mentalidad nueva, desafiante y universal que él vislumbraba y que, poco a poco, se iría consolidando en La Iglesia:

                   Siguiendo sus huellas y con el mismo espíritu, en tensión por ser vanguardia y  estar en las nuevas fronteras, predican sus hijos, LOS DOMINICOS,  toda LA FAMILIA DOMINICANA, la fe cristiana, para que, Cristo Jesús, sea conocido por todos. Más,  siempre trabajando por un mundo mejor, donde pueda aflorar la justicia, la paz, y todos los valores del Reino. Misión que realizan, desde una vida en comunión fraterna, cimentada en el estudio de La Palabra y la asidua oración, con el fin de  entregar a los demás, los frutos de la contemplación.

                    Y, en esta fiesta entrañable de SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, APÓSTOL DE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS; con el corazón lleno de gozo, de vida  y amor, le pedimos nos conceda, lo que cada noche le recordamos con filial fervor: PREDICADOR DE LA GRACIA, ÚNENOS A LOS SANTOS. Amén.

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