DOMINGO VI DE PASCUA - A
ACLAMAD AL SEÑOR, TIERRA ENTERA
Por M. Adelina Climent Cortés O. P.
Seguimos avanzando en plenitud de verdad y vida, por el camino luminoso
y salvador de LA PASCUA DE CRISTO JESÚS, conducidos por la fuerza de su
ESPÍRITU, hacia la meta deseada, que es nuestro PADRE DIOS, al que, con ojos
agradecidos y desde un corazón amante y
contemplativo, le adoramos cantando el salmo 65.
El poema, nos va introduciendo en la honda y misteriosa presencia de
Dios, con alabanzas hímnicas y de acción de gracias, por su gran obra
salvadora. Comienza con una invitación festiva, llena de exuberantes
aclamaciones a la gloria de Yahveh, que, con la fuerza de su poder, ha creado
el universo y todas sus maravillas, y se ha constituido en el Señor absoluto de
La Historia:
Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: “Qué temibles son tus obras”.
Si el salmo canta, con entusiasmo y alegría, la universalidad y la soberanía de Yahveh sobre todo lo creado,
también reconoce y declara, que, de manera más sublime y excelente ha de ser aclamado, por la
atención, la delicadeza y el cuidado que pone al realizar sus obras en
beneficio de los seres humanos, a los que, con su presencia y cercanía, ama y
protege en todo momento:
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los
hombres.
Y, si Yahveh, hizo prodigios en favor de Israel cuando lo salvó de la
esclavitud del faraón, rey de Egipto, de igual manera, los seguirá haciendo en
todos los acontecimientos que requieran su intervención y ayuda; y, si el
gobierno de Dios es universal y eterno, de manera más sorprendente, si cabe, se
manifiesta su poder y sabiduría en los pequeños detalles que realiza en la vida
de aquellos que, desde la fe, reconocen su cercanía amorosa y salvadora:
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente.
El salmista, agradecido, desea testimoniar, también, las atenciones y
acciones salvadoras que ha recibido de las manos de su Dios Yahveh, hasta
devolverle la propia vida; y, su gran empeño es, invitar a que, los otros
fieles, pongan su confianza en Él, ya que, a todos escucha y atiende, si, confiadamente, le invocan y
esperan su ayuda:
Fieles de Dios, venid a escuchar;
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios que no rechazó mi súplica.
Los cristianos, todos los creyentes, celebramos con gozo, lo que Dios ha
hecho con nosotros y con todo el mundo, en LA PASCUA GLORIOSA DE LA RESURRECCIÓN
de su Hijo Jesús, compendio de las acciones salvadoras de Dios.
Cristo, nos ha devuelto la vida,
pero una vida salvada y, por lo tanto, inmortal y gloriosa. Una vida, que es,
como la que vive Cristo y el Padre en la comunión del Espíritu Santo:
“Entonces sabréis que YO ESTOY CON MI PADRE, VOSOTROS CONMIGO Y YO CON
EL PADRE”. Y, en esta comunión de amor, consiste el Reinado de Dios, al que,
quedará integrado el universo y todo lo creado, para mayor gloria suya.
Y, porque, esta salvación, este reinado de Dios, no es solo para
nosotros, sino para todos los habitantes de la tierra, hemos de testimoniarlo
con nuestro ejemplo de vida, dando razón de nuestra esperanza en todo momento y
procurando que, nuestras obras, por la gracia del Espíritu, sean
evangelizadoras, portadoras de bien, de justicia y de paz a todos los pueblos y
naciones que, como el salmo indica, han de aclamar, alabar y dar gracias
constantemente a Dios, por todas las maravillas que, en su nombre, sigue realizando
en la tierra, para toda La Humanidad.
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