sábado, 13 de mayo de 2017

Domingo V de Pascua-A


DOMINGO V DE PASCUA - A

VENGA SOBRE NOSOTROS
TU MISERICORDIA, SEÑOR

Por M. Adelina Climent Cortés  O.P.


                    LA GLORIOSA PASCUA DE JESÚS, EL RESUCITADO, que con su luz inmortal lo invade, lo penetra y lo transforma todo, se nos manifiesta radiante de esplendor y colorido como CAMINO VERDAD y VIDA, realidades constitutivas  del Reinado de Dios, en  su Hijo Cristo Jesús, Palabra del Padre, y que, por la fuerza del Espíritu de ambos, consiguen que avancemos sin cesar, hacia la plenitud de Vida eterna para todos.

                    Y, porque nos vemos sumergidos en tan sublime misterio de misericordia, de amor, y predilección, alabamos y damos gloria a Dios, cantando y meditando el salmo 32.

                    El poema, contiene la finura y sabiduría de todo lo bueno y bello, y posee las características de un himno de alabanza a Yahveh, como Dios creador del universo, a través de su Palabra y de su Espíritu, en el que irá realizando su plan de salvación universal,  su reinado de paz y de amor. Comienza el salmo con una invitación a la alabanza, con aclamaciones de júbilo y vibraciones musicales:

Aclamad, justos al Señor,
que merece la alabanza de los buenos;
dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

                    Si es grande y jubilosa la alabanza de acción de gracias que se tributa a Yahveh, como Dios creador y salvador, de igual manera ha de ser amado y ensalzado, por el gran esmero y cuidado que pone en las demás acciones que realiza, como fruto de su lealtad y misericordia para con los que le siguen y aman; con el fin, también, de llenar la tierra de su bondad, de su justicia y de aquello que le es propio: 

La palabra del Señor es sincera
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra

                    De esta manera, Yahveh, no deja de mirar con amor a sus fieles, a los que confían y esperan en Él. Es un Dios que siempre quiere caminar con los hombres y dialogar con ellos; también, sentirse cercano de cuantos le invocan, para ayudarles en sus necesidades y hacerles partícipes de sus bondades. Es un querer tan salvador el suyo, que libera de la esclavitud y conduce a una felicidad sin fin:

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

                    Pero, la misericordia de Dios ha llegado y está sobre nosotros, de manera exuberante, en su Hijo Jesucristo, mediante su obra Redentora y Salvadora, de la que, estamos celebrando el momento culminante, su GLORIOSA Y TRIUNFANTE RESURRECCIÓN, que es prenda de nuestra herencia, pues, en La Resurrección de Cristo Jesús, liberados del pecado y de la muerte, hemos resucitado, todos los que creemos en Él, a una Vida Nueva, llenándose, así, la tierra, de su misericordia.


                    Verdaderamente, estamos llamados, con Cristo, a vivir esta Nueva Vida de resucitados, en la que, Él,  se nos muestra, como el camino y la meta de plenitud que demanda. Camino, que es Palabra y también Verdad, revelación de Dios para los hombres, ya que, en el mismo Cristo Jesús y por la amorosa fuerza de su Espíritu, llegaremos a la plenitud de Vida en el Padre, que es dicha y felicidad sin fin.

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