DOMINGO XXV DEL T. ORDINARIO - B
EL SEÑOR SOSTIENE MI VIDA
Por Mª Adelina
Climent Cortés O. P.
“El Señor sostiene mi
vida” Grito de afirmación, de confianza
y de fe profunda en el Dios de La Vida,
que siempre salva cuando se le invoca, como lo confirma el salmista
orante desde su misma experiencia.
Estamos ante el salmo 53, considerado como una oración de “lamentación
individual” aunque posteriormente, en el culto litúrgico, se le dio sentido comunitario. La manera de expresar
el orante sus deseos ante Dios, hace,
del salmo, una plegaria sentída.y viva. Y, aunque evoca situaciones de los
tiempos de la monarquía, cuando David
fue perseguido por Saúl, pertenece a la época del exílio. Comienza con una
invocación a Yahveh en forma de “oráculo” dirigido a su nombre y a su poder:
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras.
Los hombres que viven alejados de Dios, sin considerar su bondad y
su amor porque no creen en él,
no pueden actuar correctamente, por lo que, pronto, se convierten en enemigos de aquellos que tienen por
justos, ya que solo la presencia de éstos, les resulta molesta e
incómoda, pues son una denuncia constante a su mal comportamiento; y tanto es
así, que, hasta desean aniquilarlos: “lo someteremos a la prueba de la afrenta
y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia” (Sabiduría
2, 17-20) Y esto mismo es, lo que le pudo ocurrir al israelita orante:
Porque unos insolentes se alzan
contra mí,
y hombres violentos me persiguen
a muerte
sin tener presente a Dios.
Pero, el amor de Dios, supera siempre
todo mal y vence todo odio; es salvación, liberación y vida para el humilde y oprimido que le invoca:
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Y, esta seguridad que experimenta el salmista orante, fruto de su
profunda fe en Yahveh, le mueve a desear vivir siempre para alabarle y
bendecirle:
Te ofreceré un
sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre que es
bueno.
Este salmo se aplica a Cristo Jesús, el justo por excelencia; el que
siempre tuvo un comportamiento digno y ejemplar para todos; el que, con su modo
de actuar, defendía la justicia y el derecho de los pobres y afligidos, hasta conseguir la liberación de todos los oprimidos.
Y, esta manera de ser, no gustaba a los responsables del orden público y del
bien de todos los ciudadanos, por lo que,
lo persiguieron hasta condenarlo a muerte de cruz. Pero Dios lo resucitó
y lo glorificó a su derecha, desde donde sigue viviendo con nosotros,
infundiéndonos valor y vida. Así lo
comunicó Jesús a sus discípulos:
-“EL HIJO DEL HOMBRE va a ser entregado en manos de los hombres, y lo
matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará
Y, así como fue perseguido el salmista y sobre todo Cristo Jesús,
también lo seremos nosotros, los que nos consideramos cristiano y queremos
vivir como vivió Jesucristo, nuestro maestro, haciendo el bien a los demás. Ya
que, ser profetas de la evangelización, trabajar para el Reino de Dios, siempre
resulta molesto a los intereses egoístas de algunos, y, en ocasiones, puede
originar persecución y hasta muerte.
Son ejemplo de ello, los
muchos misioneros y personas comprometidas, que, generosamente, entregan su
vida por la causa del Reino. Pero, en ésta entrega al bien de los demás,
aportando redención y salvación a nuestro mundo, siempre tendremos la seguridad de que, Dios, salva nuestra
vida con su Amor, porque es superior a
todo sufrimiento y muerte y hará que, esta, nuestra vida, sea plena y gozosa,
junto con la suya, en la gloria eterna del cielo.
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