EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - B
SACARÉIS AGUAS CON GOZO
DE LAS FUENTES DEL SALVADOR
Sor Mª Adelina Climent Cortés O.P.
Hermoso y profundo día, el de La Solemnidad del SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS, para cantar y alabar a Dios por su SALVACIÓN, fruto y expresión de su
infinito Amor que, en su Hijo Unigénito, encarnado en el seno de María Virgen,
se nos ha hecho humano, cercano, y
entregado hasta su muerte en Cruz, en remisión de nuestros pecados: verdadero y
excelso DON de la misericordia entrañable de Dios Padre, para cada uno de sus
hijos, los hombres, y para toda la humanidad, que lo recibe con
agradecimiento.
La personificación de La
Salvación de Dios es, pues, JESUCRISTO,
que, herido por nuestro amor y compadecido de nosotros, pudo decir: “CUANDO SEA
ELEVADO EN LA CRUZ ATRAERÉ A TODOS A MÍ”. También leemos en el Evangelio de
Juan: “viendo que había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados con la lanza le traspasó el costado, y al punto salió sangre y
agua”. Y, en otra Escritura: “Mirarán al que atravesaron”, es decir, a CRISTO
JESÚS, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su
sangre.
Hoy, agradecidos, y en
festiva y gozosa alabanza, celebramos, el Amor sublime y probado de Dios, en el
CORAZÓN DE CRISTO JESÚS: AMOR DE LOS AMORES, entonando el cántico de la
salvación, de Isaías 12, 2-6:
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el
Señor.
Él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Las fuentes de la
salvación, para los cristianos y, también, para todos los hombres, son las del
CORAZÓN ABIERTO Y TRASPASADO DE JESÚS, caudaloso manantial de misericordia, de
puro amor eclesial y sacramental, que limpia, perdona y regenera, invitando a beber del torrente de sus
delicias a todos los que estamos sedientos de justicia y de paz; es decir, de
salvación: “El que tenga sed, que venga a mí, y que beba”. Todo un misterio de
AMOR y de VIDA:
Dad gracias al Señor
invocad su nombre
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Cantar al Señor Yahveh con júbilo y
agradecimiento, alabar siempre su gloria, anunciar su ternura paternal: hasta
tener el corazón revuelto y las entrañas conmovidas ante la infidelidad de
Israel, y pregonar su bondad y salvación, era lo que debía hacer el que se
tenía por piadoso y fiel israelita:
Tañed para el Señor que hizo
proezas,
anunciadlas a toda la tierra,
gritad jubilosos, habitantes de
Sión:
“qué grande es en medio de ti
el santo de Israel”
Este amor salvador de Dios, en La
Nueva y Eterna Alianza, de la que emerge La Iglesia, nuestra Madre, se nos
comunica a torrentes por el CORAZÖN ABIERTO DE CRISTO JESÚS, que nos redime y salva hasta sumergirnos en lo más profundo de su
insondable Misterio de Amor y Conocimiento; pues, por su ESPÍRITU, podemos
hacer nuestros su misma vida y sus propios sentimientos, que nos ayudan a vivir
en comunión de vida y de amor con todos los hombres, nuestros hermanos, y poder
llegar así a la meta, según la plenitud
total de Dios, en su VIDA TRINITARIA.
Y, porque Dios tiene un
corazón grande en el que cabemos todos y en el que podemos saciar la sed de
verdad y de infinitud que tenemos, hagamos de nuestro vivir, ya desde ahora, y
para siempre, un continuo canto de júbilo y gratitud a su excelsa bondad y
misericordia:
¡GLORIA A TI, SEÑOR, PORQUE,
SIEMPRE, NOS AMAS CON MISERICORDIA Y NOS
SALVAS!
¡TE ALABAMOS, TE BENDECIMOS, TE
ADORAMOS, Y TE DAMOS GRACIAS!
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