viernes, 4 de mayo de 2018

Domingo VI de Pascua-B


DOMINGO  VI  DE PASCUA - B

EL SEÑOR REVELA A LAS NACIONES SU JUSTICIA

Por Mª Adelina Climent Cortés O.P.


                    Dios nos revela su AMOR, que es su SANTIDAD, y su JUSTICIA, lo que constituye su misma esencia, al entregarnos a su propio HIJO, JESUCRISTO, para que, con su  MUERTE Y RESURRECCIÓN, sea  nuestra  justificación y salvación.

                    Es lo que proclama y  nos invita a celebrar  el salmo 97, canto jubiloso de acción de gracias y de alabanza a la fuerza y  poderío de Dios, capaz de realizar grandes maravillas y proezas en nuestro favor y de liberarnos de toda injusticia:

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas,
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

                    Pero, el Señor, Yahveh, quiere que su justicia, junto con su amor, fruto de su victoria a favor de su pueblo, Israel, también sea acogida y celebrada desde la fe, por todas las naciones, por toda la humanidad, y así lo relata el salmista, con el entusiasmo que le caracteriza:

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

                    El salmo, de nuevo, sigue expresando con gozo, la alegría y el éxito de La Victoria de Yahveh,  que ahora vemos manifestada plenamente en LA RESURRECCIÓN GLORIOSA DE CRISTO JESÚS, el que, con su fuerza transformadora,  ha sido capaz de aniquilar la injusticia y todo mal del mundo y de dar paso al REINADO DE DIOS, a una vida nueva repleta de amor y fecundidad:

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad,  vitoread, tocad.
  

                     La revelación de la justicia de Yahveh, nuestro Dios y de su amor salvador, se nos anuncia hoy, además, en las palabras de Cristo Jesús: “COMO EL PADRE ME HA AMADO, ASÍ OS HE AMADO YO, PERMANECED EN MI AMOR”,  y también: “ESTE ES MI MANDAMIENTO, QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS COMO YO OS HE AMADO”.  
    
                    Es el amor de Dios, su misma esencia, lo que nosotros hemos de recibir con agradecimiento hasta hacerlo vida de nuestra vida: VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS, SI HACÉIS LO QUE YO OS MANDO.

                    Y, es también, lo que hemos de saber transmitir a los demás, para que todos participemos de la amistad de JESÚS, EL SEÑOR y del gozo que comporta su cercanía. De esta manera podremos dar frutos de salvación y hacer que desaparezca toda injusticia entre los hombres, tan contraria a lo que en sí es Dios, y lograr que llegue a nuestro mundo, hambriento de amor y de bondad, su  santidad, que es, también, nuestra verdadera paz y felicidad

                   Símbolo de este amor justo y victorioso y de esta gratuidad de Dios es LA EUCARISTÍA, expresión del amor entregado de Cristo Jesús y del amor que, unos a otros  nos debemos,  como hijos de Dios que somos y hermanos entre sí en el Señor Jesús.
         
                   Y, porque, son muchas las maravillas de Dios y grandes sus  portentos a favor nuestro y de toda  la humanidad, y, solos, no podemos alabarle debidamente, unámonos a todos los creyentes y, con el salmista,  sigamos  cantando con júbilo y entusiasmo:

“ACLAMAD AL SEÑOR, TIERRA ENTERA,

GRITAD, VITOREAD, TOCAD”

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