domingo, 23 de abril de 2017

Domingo II de Pascua



DOMINGO  II  DE PASCUA - A

 ES ETERNA SU MISERICORDIA

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.

                    La gran alegría Pascual, LA TRIUNFANTE Y VICTORIOSA RESURRECCIÓN DE JESS, irradia luz,  energía y señorío por doquier. Y, porque Cristo ha resucitado y está presente entre nosotros, su cercanía genera encuentros amistosos y vitales, como el que tuvo con los apóstoles reunidos en el cenáculo, transmitido por los evangelistas, y, los que vivimos y experimentamos cada uno de los cristianos, los que, por creer en su Resurrección, nos sentimos y somos hijos de Dios y, por  tanto, portadores de una vida nueva, la del espíritu de Jesús. Y, porque son tan abundantes y gozosos los bienes que nos vienen de LA GLORIOSA PASCUA DEL HIJO DE DIOS, con inmenso agradecimiento, le alabamos y bendecimos cantando el salmo 117:

Dad gracias al Señor porque es bueno,
Porque es eterna su misericordia.

                    Con esta alabanza a Dios, por el ensalzamiento y señorío de Cristo Jesús, y haciendo nuestra la de todos los seres humanos redimidos y salvados, junto con la que el pueblo Israel daba a Yahveh, el Dios que se les manifestaba con misericordia,  seguimos diciendo con el salmista:
                                           
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

                    LA VICTORIA DE CRISTO JESÚS sobre las fuerzas negativas del mundo, el mal y la muerte, ha logrado regenerar y revitalizar, por su mismo Espíritu, la creación entera. Y, es la energía vital de La Pascua la que irradia sin cesar la paz, la verdad y el amor del Resucitado, junto con todos los  valores propios del Reino de Dios, del que La Iglesia, Esposa de Cristo y Madre de todos los vivientes, es signo visible, y, también, morada de los fieles, que, sintiéndose salvados, alaban, bendicen y  ensalzan sin cesar, a Cristo Jesús, con cantos y aclamaciones:

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
Él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos.
      
                    Y, si fue el pueblo de Israel, por su historia y pequeñez, la piedra que desecharon los arquitectos y que, por su misión universalista pasó a ser piedra angular; en los nuevos tiempos, es, Cristo Jesús Resucitado, La Piedra angular por excelencia, que, habiendo sido  despreciada por los gentiles, es ahora, fundamento y centro de todo lo que existe y, sobre la que se está construyendo el Reinado de Dios.

                    También, Jesús Resucitado, es considerado como el verdadero milagro patente, pues, ha hecho posible, con su paz: “PAZ A VOSOTROS” y su espíritu. “RECIBID EL ESPÍRITU SANTO; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”, la obra salvadora de Dios en el universo y en cada uno de los seres humanos:

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor;
sea nuestra alegría y nuestro gozo
     
                    Efectivamente, La Pascua de Jesús -hoy celebramos su octava- ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR”,  el acontecimiento más  relevante y gozoso de toda nuestra Historia.

                    Y, porque ha resucitado Jesús, se puede hacer y se hace, el encontradizo con todos y cada uno de los que, con amor le seguimos, para hacer nuestra su propia vida.

                     Y, si con amor, se nos manifiesta en las diversas situaciones de la vida, le tenemos y encontramos de manera más total y plena, en su palabra evangélica, verdad y vida para los que la escuchan y la hacen suya; también está y le percibimos, en la comunidad de los creyentes reunidos en su nombre y para su alabanza; y le comemos y abrazamos en la mesa eucarística, donde recibimos su paz y su perdón y donde nos dejamos transformar hasta quedar identificados con Él, por su Espíritu.

                    Igualmente, LA PASCUA DE JESÚS es día de gozo y alegría, porque estamos salvados y destinados a testimoniar, con nuestras vidas, la fe en su GLORIOSA RESURRECCIÓN, de manera que, los hombres de todos los pueblos le puedan conocer y amar, hasta vivir en Él la misma comunión de amor que tiene con el Padre en esta vida y durante toda la eternidad.


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