DOMINGO
II DE PASCUA - C
SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO
Por Mª
Adelina Climent Cortés OP.
Es grande nuestra alegría y profundo nuestro gozo, porque verdaderamente
ha resucitado el Señor. Obra maestra de Dios y la más maravillosa que ha hecho
a favor de La Humanidad: RESUCITAR A JESUCRISTO, de entre los muertos, para
NUESTRA SALVACIÓN, ha sido fruto de su divina misericordia y de su infinito
amor para con nosotros los hombres, esclavos del pecado, de las obras de la
ley, y del miedo a la muerte. Evento
divino, este, que, con esperanza y júbilo, hay que pregonarlo por doquier, para
que, todos los pueblos, puedan
experimentar y cantar la grandeza y sublimidad de su TRIUNFO Y VICTORIA y
alabarle, como al único soberano, Rey
de Reyes y Señor de los Señores.
Y, porque, LA RESURRECCIÓN
GLORIOSA DE JESUCRISTO es para nosotros motivo de tanta felicidad, alegría y
gozo, debemos dar gracias a Dios desde lo hondo de nuestro corazón y en
nombre de toda la creación, por Él rescatada y liberada; y, lo hacemos,
cantando el salmo 117, salmo de gratitud y alabanza a Yahveh, el Dios fiel de La
Alianza con su pueblo, pronto, siempre, a escuchar, proteger y perdonar a los
que se acogen a su bondad y misericordia:
Diga la casa
de Israel:
eterna es
su misericordia.
Diga la
casa de Aarón:
eterna es
su misericordia.
Digan los
fieles del Señor:
eterna es
su misericordia.
Israel, que fue desechado como piedras sin valor, por ser el más pequeño
e insignificante de los pueblos, se convierte, por su misión universal y
salvadora, en la piedra angular, sobre la que se irá edificando la
salvación de Dios hasta que llegue a su
plenitud. Así, en el nuevo Israel, que es La Iglesia, JESÚS, EL SEÑOR, será la
“piedra angular” por excelencia, PIEDRA VIVA: “A quien vosotros crucificasteis
y a quien Dios resucitó de entre los muertos” para nuestra salvación y
justificación:
La piedra
que desecharon los arquitectos,
es ahora
la piedra angular.
Es el
Señor quien lo ha hecho,
ha sido
un milagro patente.
Este es
el día en que actuó el Señor:
sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
También,
el pueblo de La Nueva Alianza, La Iglesia, acoge La Salvación de Dios, en
JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR, con júbilo y agradecimiento. Una salvación que tiene
que ver con el aquí y el ahora de nuestras vidas, y que, hemos de proclamar en
el universo entero, pues, nada hay verdaderamente humano, que no encuentre eco
en el corazón de sus seguidores.
Señor,
danos la salvación,
Señor,
danos prosperidad.
Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os
bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor
es Dios: Él nos ilumina.
Más, porque, CRISTO VIVE RESUCITADO y en todo
momento le podemos contemplar en medio de nosotros, nuestra vida ha de ser
siempre alegre y gozosamente
esperanzadora, aflorando motivos de credibilidad para los que, sin haber
visto, se esfuerzan en creer y seguir a
Jesús e implantar su Reino, que ha de transformar toda la creación.
También,
los cristianos, los seguidores del SEÑOR RESUCITADO, estamos llamados vivir su paz, su misma vida de amor y comunión con el Padre y con todos los
hermanos, y, así, poderla transmitir a los demás, en un mundo amenazado por la
guerra y el terrorismo.
Y, porque, hoy y todos los días, podemos decir
y cantar con júbilo: ¡EL SEÑOR HA
RESUCITADO! ¡ALELUYA! Vivamos realizando signos de salvación pascual,
contagiando su Bondad, su Verdad, y su
Amor, a toda la humanidad. Y, pues, ha RESUCITADO EL SEÑOR, a ÉL sea nuestro
agradecimiento, alegría, alabanza y gozo. AMÉN.
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