SANTA MARÍA DEL PILAR - FIESTA
EL SEÑOR ME HA CORONADO,
SOBRE LA COLUMNA ME HA EXALTADO
Por Mª Adelina Climent Cortés
O.P.
Ensalzamos y festejamos, con alegría y
gratitud, a nuestra Reina y Soberana, SANTA MARÍA DEL PILAR, de Zaragoza, en la
entrañable, patriótica y popular
fiesta de LA HISPANIDAD. Y, la luminosidad de su radiante y pequeña figura hace
vibrar nuestro corazón de amor filial y agradecido, pues, a Ella acudimos, con
fervor y devoción, para recibir su bendición y la de su Hijo Cristo Jesús, que tanto fortalecen nuestra fe, esperanza,
y amor.
A esta querida tierra nuestra, de España y Aragón, de ritmo, baile y canción, lugar escogido junto
al río Ebro, y consagrado, según la hermosa tradición, por SANTA MARÍA DEL
PILAR, para estar siempre con nosotros; llegan, sin cesar, fieles de
Latinoamérica y de todo el mundo, con el fin de venerar su Imagen querida, orar
agradecidos, y depositar hermosas rosas y
flores de color ante su columna bendita, que besan con fervor... Y, puesto, que todos los fieles la
proclamamos MUJER DICHOSA entre todas, por ser LA MADRE DE DIOS, en su
celebración litúrgica la ensalzamos con júbilo y amor, cantando el salmo
26.
Estamos, ante un hermoso salmo, de súplica confiada, que el orante
canta al Señor Yahveh, que, en su gran
bondad, siempre acoge y salva con misericordia, Y, porque también nosotros,
sentimos la ayuda y protección de nuestro DIOS en todo momento, con la de su
MADRE, SANTA MARÍA DEL PILAR, decimos:
El Señor
es mi luz y mi salvación;
¿a quién
temeré?
El Señor
es la defensa de mi vida;
¿quién
me hará temblar?
Más, como lo que
canta el orante de su Dios Yahveh, es signo de lo que, Santa María
Virgen y Madre, nos defiende y protege en cada momento de la vida, proseguimos
con el salmista:
Si un
ejército acampa contra mí,
Mi
corazón no tiembla;
si me
declaran la guerra,
me
siento tranquilo.
Y, si, el Dios Yahveh, en
su santuario, daba confianza y seguridad a Israel, con su presencia y cercanía;
también, LA VIRGEN MARÍA, nos llena de felicidad y contento, por ser el ARCA DE
LA NUEVA ALIANZA, que nos trae al SEÑOR entre nosotros:
Una cosa
pido al Señor,
eso
buscaré:
habitar
en la casa del Señor
por los
días de mi vida;
gozar de
la dulzura del Señor
contemplando
su templo.
También, por ser tanta la
ternura y misericordia de Dios y la de su Santísima Madre, para con nosotros,
con el salmista, cantamos, manifestando nuestro gozo y agradecimiento:
Él me protegerá en su tienda
el día
del peligro;
me
esconderá en lo escondido de su morada,
me
alzará sobre la roca.
Más, siendo, que nunca desconfiamos de DIOS, ni de su DIGNA MADRE Y
EDUCADORA DE LA PALABRA, podemos acudir, con plena seguridad, a SANTA MARÍA DEL
PILAR, para que, nos conceda, saber
acoger y transmitir La Palabra Evangelizadora de Jesús, dando frutos de
sincera conversión.
Y, puesto que, MARÍA, con
los apóstoles reunidos, esperó al ESPÍRITU SANTO, y estuvo presente en el
nacimiento de La Iglesia, como lo está ahora con nosotros, le pedimos, de todo
corazón, la ansiada unidad de los cristianos, y el poder buscar siempre, y por
encima de todo, el Reinado de Dios y su justicia.
Y, SANTA MARÍA DEL PILAR,
que, como luz hermosa y claro día, es guía para cuantos la amamos, y la alegría
de todo el universo, como también la del Cielo donde está sentada, como REINA,
a la derecha de DIOS PADRE, nos conceda, a cuantos la amamos, el gozo inefable
de tener parte en su misma gloria y, en
la de su HIJO CRISTO JESÚS, nuestro SALVADOR y SEÑOR.
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