jueves, 1 de noviembre de 2018

Conmemoración de los fieles difuntos


CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS 

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    Con gesto de amor y generosidad dice Dios, por boca del profeta Jeremías: “Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas...” convirtiéndose, así, en el PASTOR BUENO y leal de Israel y de todos los que le buscan, a los que siempre manifiesta su ternura y su amor, mientras los conduce a LA VIDA Y FELICIDAD ETERNAS.

                    El salmo 22, desde el sentido de La Alianza Yahveh-Israel, nos habla de este PASTOR BUENO, diferente a los demás pastores, porque solo busca el bien de sus ovejas. También nos invita el salmo, a proclamar nuestra total confianza  en el Dios, que siempre nos acompaña con solicitud, sabiduría y poder.

                     Este poema, tan amoroso, tan conocido y estimado por todos y que, tanto invita a la piedad, también nos inunda de consuelo y de sentimientos de acción de gracias. Con Dios lo tenemos todo y nada nos falta: nos instruye con su palabra, nos restablece y sana, nos tranquiliza y sosiega con su cernía:

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

                    Dios, goza, acompañando nuestra vida por senderos de justicia, de paz y de amor; es decir, por caminos de rectitud, que son sus caminos de salvación:

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

                    Si nos atemoriza la soledad, el pecado, o incluso la muerte, sabemos que “su compasión no se acaba, antes bien se renueva cada mañana”:

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

                    Y, es tanta la solicitud de Dios que, además de PASTOR, se nos muestra como hospedero, pues, nos acoge y alimenta, nos colma de atenciones, y hasta nos trata con distinción y exquisitez:

Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

                    Versos, estos, que anuncian el BANQUETE EUCARÍSTICO DE JESÚS, celebrado antes de su muerte y resurrección, en el que se nos da como comida y bebida, manifestándonos así la bondad de Dios Padre, que nos ama hasta el extremo y que, con la fuerza de este alimento, nos va conduciendo a su misma gloria:

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida.
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.


                    Para los cristianos, JESÚS es nuestro BUEN PASTOR y, su ESPÍRITU, nos va conduciendo, con amable solicitud, a La Casa del Padre, donde, resucitado, mora con Él, esperando la llegada de todos nosotros, sus seguidores.

                    Jesús, antes de despedirse de los suyos y subir al cielo, nos dijo: “YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá”.


                    Por eso, rezar hoy este salmo, en la conmemoración de los fieles difuntos, nos llena de esperanza, consuelo y júbilo, ya que, podemos decir con toda seguridad y confianza: “habitaré en la casa del Señor por años sin término”, participando en el banquete definitivo del REINO DE DIOS PADRE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario